¿El Amor de Dios es Incondicional?

¿El Amor de Dios es Incondicional?

Si el amor de Dios es incondicional, ¿significa eso que no hay ataduras?

¿Te gustaría iniciar una conversación interesante entre tus amigos—o una discusión interminable entre teólogos? Haz esta pregunta: ¿El amor de Dios es incondicional?

Muchos dirán que sí. Dios es un Dios amoroso; de hecho, Dios es amor.1 Así que él te amará sin importar lo que hagas. Alguien que cree en este tipo de amor divino “sin ataduras” podría decir, “en el fondo está bien; Dios te acepta como eres—con verrugas y todo. Dios te sonríe incluso si no haces malabares, porque tienes un valor intrínseco. Puedes relajarte, disfrutar de su sonrisa y dejar que lo básicamente bueno y real en ti, se manifieste.”2

Otros te dirán que no. Dios es santo y su norma es la rectitud absoluta—perfección, inclusive.3 Si no eres justo no mereces (y no recibirás) el amor de Dios. Alguien de esta escuela de pensamiento podría decir, “la Biblia dice que Dios aborrece el pecado. Así que no es cierto que puedes pecar todo lo que quieras y que Dios simplemente seguirá amándote sin importar lo que pase. ‘El Reino de Dios no es el barrio del Sr. Rogers (Mister Rogers’ Neighborhood).’”4,5

Bien, ¿qué es entonces?

Con tantas preguntas filosóficas, estas respuestas de “podría ser esto o aquello,” simplemente no llegan lo suficientemente lejos. De ser tomado al valor nominal, ninguna es totalmente verdadera o totalmente falsa. Y, debido a que los significados de las palabras que usamos importan grandemente, la respuesta depende en parte de un entendimiento común de la terminología.

¿Qué significa “Amor incondicional”?

Si el amor de Dios es “incondicional,” ¿acaso eso significa que Dios no tiene estándares de ningún tipo y que tolera voluntariamente cualquier abuso contra él? ¿O acaso “incondicional” significa simplemente que no hay nada que el receptor deba hacer para ganarse el amor de Dios?

Si no afirmamos claramente lo que entendemos por “incondicional” y lanzamos la palabra en cualquier contexto, seguramente sobrevendrá una confusión. Incluso podríamos vernos protestando, como Iñigo Montoya a Vizzini en la película “La Princesa Prometida” (The Princess Bride) (cuando Vizzini repite “¡Inconcebible!”), “Sigues usando esa palabra. No creo que significa lo que tú crees que significa.”6

¿Y qué pasa con la palabra “amor”? Esa sí que es una palabra expresada ligeramente. La palabra amor es utilizada en una amplia gama de contextos.

¿Acaso amor significa que aceptamos y aprobamos todo? ¿Acaso amar significa ser cálidos y afectuosos? ¿No tener prejuicios y ser tolerantes? ¿Es posible amar a alguien pero estar en desacuerdo con ellos sobre cuestiones fundamentales? ¿Puede el amor sufrir injusticias sin esperanza de resoluciones? Si esperas que alguien cambie sus comportamientos nocivos, ¿significa eso que no le amas?

Esas cosas deben ser cuidadosamente consideradas cuando hablamos sobre el amor incondicional de Dios. No es suficiente expresar las palabras sin la comprensión de lo que significan.

El Amor de Dios: El Quién, Por qué y Cuándo

Echemos un vistazo a lo que el amor de Dios sí significa. La Biblia nos dice que Dios ama “al mundo.” El apóstol Juan escribió: “Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito.”7 Juan no dijo “tanto amó Dios ‘a ciertas personas en el mundo,’” o “tanto amó Dios ‘a sólo aquellos que lo conocieron y decidieron amarlo.’” No, Dios ama a todos.

El amor dominante de Dios para el mundo y la gente que creó es absoluto. Dios amó al mundo entero y aquellos en él desde el principio, y lo hizo porque el amor es una expresión de su naturaleza. Estuvo y está en él, amar. Y por ello ama a cada hombre, cada mujer y cada niño.8

El Amor de Dios: El Cómo

La Biblia raramente menciona el amor de Dios sin hablar de cómo se demuestra ese amor. “Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.,” escribió el apóstol Pablo.9 Juan nos dice, “Así manifestó Dios su amor entre nosotros: En que envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de él.”10

¿Cómo amó Dios al mundo? Envió a su hijo Jesús al mundo para que muriera por nosotros, para salvarnos de las consecuencias de nuestros errores.11 Para Dios, el amor es algo hecho—no sólo algo que se siente o es afirmado.

Ninguno de nosotros merece ese tipo de sacrificio—pero cada uno de nosotros lo necesita. La mayoría estaría de acuerdo en que nadie es perfecto. Pero Dios es perfecto. Así que para que Dios nos lleve a una relación de amor recíproco con él, tenemos que cambiar. No somos perfectos, pero él es. Así que a través de la vida y muerte de Cristo, él nos perfecciona. Él hace por nosotros lo que nosotros no podemos hacer por nosotros mismos.

Dios demuestra su amor incondicional por cada uno de nosotros al proveer una manera para que todas las personas puedan ser completas. Esa “manera” es Jesús, y es quien afirmó, “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie llega al Padre sino por mí.”12

El sacrificio incondicional de Jesús—e incluso, voluntario—prepara el escenario para una relación de amor recíproco.

Una condición: Aceptación

Pero algo más tiene que pasar para que la obertura del amor esté completa—y ese algo es condicional. Debemos creer en y recibir el sacrificio del hijo único de Dios.

El amor de Dios para nosotros no es un amor débil y cobarde que nos permite seguir cometiendo los mismos errores sólo para sentirnos cómodos y mantener nuestra autoestima. El amor de Dios es un acto audaz, sin restricciones, de un todo o nada que nos fortalecerá para que seamos lo mejor que podamos. El amor de Dios nos cambiará para siempre si lo aceptamos.

La ira de Dios contra el pecado permanece en aquellos que rechazan su regalo en Jesucristo.13 Pero aquellos que creen y reciben ese regalo conocen su amor por experiencia, “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados.”14

Dios ama a todos incondicionalmente, pero sólo aquellos que reciben el regalo del sacrificio de Jesús serán capaces de conocer y experimentar ese amor. El amor incondicional de Dios sólo puede ser experimentado en una manera—y esa manera es la condición de creer.

Dos Extremos de la Misma Cuerda

Dios ama incondicionalmente a todos al ofrecer salvación sin requisitos previos de mérito o valor. “El noble sendero de las ocho facetas de los budistas, la doctrina hindú del karma, la alianza judía y el código de derecho musulmán—cada una de éstas ofrece una manera de ganar aprobación.” 15 Pero en el cristianismo, Cristo se gana la aprobación de Dios para nosotros—incondicionalmente.

Todo lo que nos queda por hacer es aceptar la oferta. La recepción individual y experiencia de dicha aprobación es condicional. Cada uno de nosotros debe aceptar el sacrificio del Hijo para tener una relación con el Padre.

La vida y muerte de Jesús satisfacen completamente los requisitos de Dios para la santidad. “Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios.”16 Nuestra aceptación del regalo de Dios es el otro extremo de la cuerda que nos ata a él en amor por siempre.

Una vez que somos de él, nada puede separarnos de Dios. Una vez que hemos aceptado su amor, nada puede hacer que se quite de nosotros—eso es lo que lo hace incondicional. “Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.”17

 

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  1. La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional (NVI) © 1999, 1 Juan 4:8.
  2. David Powlison, “Seeing with New Eyes: Counseling and the Human Condition through the Lens of Scripture” (Phillipsburg, NJ: P&R Publishers, 2003), 169.
  3. La Santa Biblia, Mateo 5:48.
  4. Comentario hecho por R. C. Sproul en la siguiente plática con John MacArthur: http://www.youtube.com/watch?v=fcOzTZUOBn0, consultado el 23 de septiembre de 2014.
  5. Mister Rogers’ Neighborhood era fue el programa de televisión para niños que se transmitió desde 1968 hasta el 2001. En él, se les enseña varias lecciones de vida a los niños, incluyendo la importancia de la bondad, la compasión y el amor. El show es caracterizado por la  mansedumbre del Sr. Rogers y su mensaje de aceptarse y amarse a uno mismo tal como es.
  6. “La Princesa Prometida,” también estrenada en español con los títulos “La Princesa que Quería Soñar” y “Caballero Negro.” (“The Princess Bride,” 20th Century Fox, 1987), dirigida por Rob Reiner.
  7. La Santa Biblia, Juan 3:16.
  8. Véase La Santa Biblia, 1 Juan 4:7–8.
  9. La Santa Biblia, Romanos 5:8.
  10. Ibid., 1 Juan 4:9.
  11. Véase La Santa Biblia, Juan 3:16.
  12. La Santa Biblia, Juan 14:6.
  13. Véase La Santa Biblia, Juan 3:36.
  14. La Santa Biblia, 1 Juan 4:10.
  15. Philip Yancey, What’s So Amazing About Grace? (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1997), 45.
  16. La Santa Biblia, 2 Corintios 5:21.
  17. La Santa Biblia, Romanos 8:38–39.
  18. Crédito de Foto: Victor Torres / Stocksy.com.