El tema de la masturbación no es el tema favorito de las personas, pero muchos se preguntan si la masturbación está mal.
¿Sabías que hay un día oficial que celebra el tener un orgasmo?1 No es broma. Es real.
Claramente, los humanos somos seres sexuales. No importa dónde vivas o cómo te hayan educado, esto es cierto. El sexo inunda nuestras pantallas de televisión, los quioscos de revistas y diarios, y—si estamos siendo honestos—también nuestros pensamientos. Biológicamente, nuestra conducta sexual asegura la continuación de la raza humana, pero hay mucho más sobre el sexo que sólo la reproducción.
En algunas culturas el sexo se celebra de algunas maneras. En otras culturas, algunas formas diferentes de sexo se consideran un tabú. La masturbación, por ejemplo. ¿Acaso es una parte natural de cómo estamos conectados? ¿O es una perversión—un pecado, incluso?
Antes que nada expliquemos esto para estar todos en la misma página: La masturbación se define como la estimulación manual de los órganos genitales para obtener placer. Normalmente se piensa en ello como un acto individual, pero también puede ser parte de la actividad sexual con la pareja.
Si sentiste vergüenza al leer el párrafo anterior, entonces ya sabes que el tema de la masturbación puede ser incómodo de tratar. De hecho, algunos se abstienen de hablar del tema completamente porque puede ser muy incómodo o embarazoso. Ciertamente no es un tema de conversación habitual en la hora de la cena.
Sin embargo, muchas personas se preguntan en privado: ¿La masturbación es algo malo?
El Caso a Favor
“‘Todo está permitido para mí’—pero no todo es beneficioso. ‘Todo está permitido para mí’—pero no seré dominado por nada.”2
Una encuesta realizada en el año 2009 a 5,865 estadounidenses entre 14 y 94 años de edad reveló que el 78 por ciento de las personas que respondieron, habían practicado la masturbación en algún momento de sus vidas.3
Mucha gente—incluyendo algunos cristianos devotos—ha llegado a creer que la masturbación es permisible en ocasiones e inclusive puede ser beneficiosa—mientras no se convierta en un comportamiento compulsivo e incontrolable.
Se promueve que la masturbación es una gran forma de liberar tensión, de abstenerse de tener relaciones sexuales prematrimoniales o relaciones sexuales ilícitas, para dormir mejor y para aumentar la conciencia de lo que “funciona” mientras la gente explora su sexualidad. Para alguien que es soltero o viudo, la masturbación ofrece una manera inocente de satisfacer su deseo sexual cuando no se tiene una pareja disponible. Y para otro 70 por ciento de mujeres; el coito vaginal no resulta en un orgasmo, mientras que la masturbación sí.4
Algunos defensores de la masturbación han señalado incluso que en los matrimonios en los cuales la impotencia sexual, el estado de salud general de alguno de los cónyuges o lesiones debilitantes que han impactado su capacidad sexual, la masturbación en pareja puede ser el único recurso para expresar un amor físico satisfactorio de uno por el otro.
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El Caso en Contra
“Huyan de la inmoralidad sexual. Todos los demás pecados que una persona comete quedan fuera de su cuerpo. ¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo?”5
Otros están en desacuerdo. Para ellos, la masturbación es una forma de inmoralidad sexual que no honra a Dios.
Desde esta perspectiva, la masturbación entra en un mundo en el cual los pensamientos y las acciones garantizan la autodisciplina. Generalmente, algún tipo de fantasía mental o visual acompaña el acto de la masturbación, y los opositores señalan que esas fantasías pueden crear una relación inapropiada con los demás, aunque sólo sea en la mente.
Los críticos afirman que la masturbación crea un hábito egoísta que hace que la intimidad entre las parejas sea más difícil de lograr, porque la necesidad mutua de uno por el otro se vuelve innecesaria. Además, la facilidad de alcanzar el orgasmo a través de la masturbación con frecuencia engendra un patrón adictivo. Este acto fácilmente puede usurpar el papel íntimo y la relación de un cónyuge o el deseo de buscar el bienestar sexual de la otra persona.
En un fragmento de una de sus cartas, C. S. Lewis dice:
Para mí el verdadero mal de la masturbación consiste en que toma un apetito—que legítimamente usado, hace salir al individuo de sí mismo para completar (y corregir) su propia personalidad en la de otra persona (y en último término en los hijos y nietos)—dirigiéndolo en sentido contrario, hacia la prisión interior de sí mismo, para crear un harén de novias imaginarias. Y este harén, una vez aceptado, se resiste a ser abandonado para salir y unirse verdaderamente con una mujer real. Porque tal harén se encuentra siempre a la mano, siempre dócil, no exige sacrificios ni renuncias y puede ser adornado con atracciones eróticas y psicológicas con las que ninguna mujer real puede competir. Entre esas novias oscuras él siempre es amado, siempre el amante perfecto; no se hace demanda alguna a su desinterés, jamás existe una mortificación impuesta a su vanidad. Al final, se convierte simplemente en el medio a través del cual él se adora cada vez más a sí mismo.6
Desde esta perspectiva, la masturbación podría describirse como la infidelidad del corazón.
¿Qué dice la Biblia acerca de la Masturbación?
No existen referencias específicas del tema de la masturbación en la Biblia; se deja a los cristianos sin instrucciones claras sobre este tema. Muchos cristianos están de acuerdo en que Dios hizo el sexo para ser bueno y ese sexo es una parte importante del matrimonio. Pero no dice nada acerca del auto-placer sexual antes, después o durante el matrimonio.
Sin embargo, existe una larga historia de la masturbación dentro de la fe cristiana en la cual se considera como pecaminosa. De hecho, hasta 1930, todas las formas de anticoncepción eran consideradas pecaminosas—incluyendo el participar en actos sexuales sin potencial alguno para la reproducción.7
Pero si no existe una discusión directa del tema, entonces, ¿cómo llegó la iglesia a la conclusión de que la masturbación es un pecado?
Una de las principales fuentes es una historia en Génesis 38. A menudo utilizada para condenar el control de la concepción, la historia de Onán y Tamar también ha sido citada como evidencia de que la masturbación es pecadora.
Un poco de antecedentes antes de empezar: Según la ley Hebrea, si una mujer era viuda y dejada sin un heredero varón, ella debía volver a casarse con alguien dentro de la familia de su esposo con el fin de preservar el linaje de la familia de su marido.8 El pariente que tomara este lugar para servir a la familia de esta manera era llamado pariente redentor, y el primer hijo que se produjera de este matrimonio “llevaría el nombre del hermano muerto, para que su nombre no desaparezca de Israel.”9
Esta es la situación en la que encontramos a Tamar, una viuda y a Onán, su cuñado, en Génesis 38. Onán inicialmente parece dispuesto a asumir su responsabilidad como pariente redentor, pero pronto descubrimos que ese no es el caso: “Onán sabía que los hijos que nacieran no serían reconocidos como suyos. Por eso, cada vez que tenía relaciones con ella, derramaba el semen en el suelo, y así evitaba que su hermano tuviera descendencia. Esta conducta ofendió mucho al Señor, así que también a él le quitó la vida.”10
Muchos han asociado el pecado de Onán con la masturbación. Ambos son instancias de participación en una experiencia sexual evitando intencionalmente el potencial para la procreación. Sin embargo, otras interpretaciones postulan que la acción de Onán era pecaminosa no por el acto en sí, sino más bien porque era egoísta.
Aunque esta historia no habla explícitamente de la masturbación, la Biblia sí habla bastante sobre el sexo en sí. Una lectura del libro de los Cantares revela que, además de la procreación, el sexo también fue creado para la intimidad, el compañerismo y la satisfacción mutua dentro del matrimonio. Es por estos propósitos que Dios reúne parejas como seres sexuales creados uno para el otro en amor.
¿Cabe entonces la masturbación dentro de una relación de amor? En su libro Intimate Issues, Linda Dillow y Lorraine Pintus llegan a esta conclusión: “Sólo Dios puede aclarar cuando las Escrituras son silenciosas.”11
Áreas Grises
Como con muchos temas modernos, la ausencia de una discusión bíblica sobre un tema no significa automáticamente que algo es o no es pecaminoso. El acto de la masturbación recae directamente en esta categoría gris.
Pero puede ser útil recordar esto: Lo que permitimos que nuestras mentes piensen, visualicen y se preocupen, sí impacta en nuestras acciones. Nuestros pensamientos afectan directamente nuestros comportamientos, nos guste o no. Por esta razón la Biblia nos dice que llevemos “cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo.”12
Así que revisa tu corazón y considera cómo el tema de la masturbación afecta tus pensamientos—y potencialmente tus acciones. Los cristianos deben reflexionar su deseo ordenado por Dios para la satisfacción sexual a la luz de los motivos de su corazón y la guía del Espíritu Santo.
Relación con Dios
También deberíamos hacer una pausa y considerar por qué hacemos estas preguntas sobre la masturbación—u otras preguntas—en primer lugar. ¿Estamos tratando de encontrar los límites de los comportamientos que se quedan sólo dentro de los parámetros del favor de Dios?
De ser así, podríamos estar debilitando una relación increíble con Dios, una destinada a estar compuesta por mucho más que reglas y límites. Es una relación que nos llama a buscar y a seguir a Dios, crecer en nuestro amor por él y confiar en su misericordia, que es nueva cada mañana.13