¿Quién era San Patricio?

¿Quién era San Patricio?

Todo el mundo es irlandés en el Día de San Patricio, pero, ¿quién era San Patricio? ¿Por qué lo celebramos?

Los Santos no son sobrehumanos. Eran personas que amaron a Dios en sus corazones y que compartieron esa alegría con los demás.Papa Francisco1

El 17 de Marzo, toda la gente alrededor del mundo se reúne para ver desfiles y hacer un brindis por la buena salud. La música, la comida y la bebida son teñidas de color verde y todo el mundo viste el mismo color—¡Pobre de la persona que sea descubierta sin llevar el color verde en alguna parte de su cuerpo!

Por supuesto, estoy hablando del Día de San Patricio, que rinde homenaje a la vida y los logros de—¡adivinaste!—San Patricio. Pero, ¿quién es este hombre que nos incita a celebrarlo más que a San Valentín y que sus festejos, podría decirse, inducen más a la embriaguez que el Mardi Gras?

Primeros Años de Vida y Cautiverio

San Patricio nació en una época de inmenso cambio mundial. Durante el último siglo, antes de su nacimiento, alrededor del año 385 D.C., el gran Imperio Romano—que había dominado el mundo occidental durante casi quinientos años—estaba acercándose lentamente al borde del colapso. Las tribus germánicas habían hecho pequeñas incursiones en la frontera noreste del Imperio y estaban ansiosas por conquistar e instalarse en las ricas tierras del otro lado del Rin.2

De hecho, en el 410 D.C., San Patricio y su contemporáneo San Agustín, uno de los padres de la iglesia más influyentes, escucharían del saqueo de Roma—la silla de la iglesia y el poder militar—generado por esas mismas tribus germánicas. No hace falta decirlo, San Patricio vivió en uno de los momentos más tumultuosos de la historia; la incertidumbre y el miedo estaban a la orden del día.

Nacido en Escocia, Patricio creció como hijo del diácono local, que era uno de los cargos políticos más influyentes en una ciudad romana.3 En algún momento entre la edad de catorce y dieciséis años, Patricio fue secuestrado por un grupo de ataque Irlandés, llevado a Irlanda y vendido como esclavo. Patricio consideraba que esto era un castigo justo por sus pecados del pasado, y decía: "había descuidado al Dios verdadero, y cuando fui llevado en cautiverio a Irlanda...fue bien merecido."4

Durante su esclavitud forzada, mientras cuidaba ovejas en las colinas de Irlanda, Patricio empezó a orar tanto de día como de noche y se sintió cada vez más cerca de Dios. Cuando tenía como veinte años, en un sueño le fue ordenado huir de su maestro y dirigirse al mar, donde estaría esperando un barco que lo llevaría a casa. Patricio huyó y viajó muchas millas hacia el mar, donde—el mismo día que llegó—un barco había atracado por casualidad. Patricio fue aceptado por la tripulación y después de seis años en cautiverio, iba de regreso a casa.5

Transformación en un Misionero

Poco después de que Patricio regresara con su familia y a Inglaterra, él tuvo otra visión. Esta vez un mensajero llamado Victorious le presentó muchas cartas provenientes de la "Voz de los Irlandeses," implorándole a Patricio que viniera a servir como ministro para ellos.6

Inmediatamente, Patricio dejó su casa para poder estudiar en Francia. Una vez que llegó a ser ordenado como obispo, regresó a Irlanda en 432 para empezar su ministerio, el cual duraría unos treinta años.7 Durante este tiempo, Patricio viajó mucho por Irlanda, convirtiendo a ricos y pobres, negando regalos de reyes y viviendo de manera similar a la de los doce discípulos de Cristo.

En uno de sus sermones, San Patricio famosamente utilizó la abundancia de los tréboles que cobijaban a Irlanda para ilustrar la evasiva naturaleza de la Trinidad. Explicó a sus oyentes que una hoja representa el Espíritu Santo, otra a Jesús el hijo y otra a Dios el padre, pero todas ellas son parte del mismo trébol.8

Otra leyenda atribuida a San Patricio es su expulsión de todas las serpientes de Irlanda. Sin embargo, la evidencia apunta a que no había serpientes en Irlanda después del final de la edad de hielo; los contendientes de los animales que más se ajustan a ese perfil son ciertas clases de serpientes marítimas. Una teoría predominante es que la expulsión de serpientes se cree que representa, simbólicamente, la sustitución del druidismo y los druidas por el cristianismo, a través de San Patricio.9 Apoyando esta teoría está el hecho de que los sacerdotes druidas de la religión céltica se habían plasmado tatuajes en todo su cuerpo, que a menudo incluían representaciones de serpientes.

Después de ministrar a Irlanda por unos treinta años, creando conversos e iniciando iglesias a lo largo del camino, San Patricio murió el 17 de marzo de 461 D.C. Murió en Saúl, donde había fundado su primera iglesia en Irlanda.10

El Legado de San Patricio

El legado de San Patricio tiene dos lados: uno muy visible y conocido y uno que es más incidental pero muy fortuito y no menos importante. Este legado fortuito tiene sus raíces en las iglesias fundadas por él mismo. Estas iglesias crearon una base sólida en la que casi toda Irlanda fue convertida al cristianismo. Después de la muerte de San Patricio, cada vez más iglesias, conventos y monasterios comenzaron a salpicar el panorama.

Debido a la distancia que los separaba de lo que se consideraba el mundo civilizado (Roma), los irlandeses fueron relativamente intocables por los invasores germánicos que arrasaron a lo largo de todo el Imperio Romano Occidental en el siglo quinto. Los irlandeses se convirtieron en coleccionistas de conocimientos y tenían hambre de escrituras sobre el tema que fuera. Los monjes irlandeses se hicieron famosos por la recopilación, transcripción y traducción de grandes cantidades de libros, desde la Biblia hasta las obras de Platón, Homero, y Cicerón.11

Cuando una banda de asaltantes conocida como “Los Hombres del Norte” comenzó a saquear las costas de Irlanda, Gran Bretaña y Francia, dando lugar a la Era Vikinga, estos depositarios de conocimiento ayudaron a preservar una porción grande de la literatura occidental. De esta manera, los irlandeses fueron inadvertidamente responsables del Renacimiento, que salió al redescubrimiento de estas obras antiguas y que puede atribuirse directamente a San Patricio y a su misión de llevar el cristianismo a Irlanda.

El segundo y más público legado es la celebración, que se produce el Día de San Patricio. En todo el mundo, irlandeses y no irlandesas se reúnen para deleitarse en mucho sláinte, cerveza y gritos de “Erin go bragh.”12

Pero el 17 de Marzo es un día para celebrar no sólo todo lo que la cultura irlandesa ha dado y sigue dando al mundo, sino también para recordar a un joven humilde que fue secuestrado de su casa, transformado por su relación con Dios, y llevado de regreso a la tierra de sus captores con el fin de llevar el cristianismo a la gente que amó.