Poniendo tu Fe en Dios

Poniendo tu Fe en Dios

¿Qué significa exactamente poner tu fe en Dios?

La fe es una parte integral de la experiencia humana. Pero fe significa diferentes cosas para diferentes personas. ¿Acaso es simplemente lo que crees en tu mente? Cuando se trata de fe en Dios, las cosas se ponen aún más interesantes.

Muchas personas se sienten como si estuvieran en un viaje espiritual en la vida. Pero hay momentos de duda. Y ciertamente hay temporadas cuando es difícil encontrar fe en el destino. Algunos se dan por vencidos. Otros intentan perseverar. La mayoría de nosotros eventualmente pregunta: ¿Qué significa poner tu fe en Dios?

Tal vez puede ayudar el distinguir entre tres clases de fe. Cada una lleva una connotación única que podría aclarar qué tipo de fe deseamos y las barreras que algunas veces se interponen en nuestro camino. Estas tres clases de fe son mejor descritas por palabras en latín antiguo que iluminan su significado: assensus, fiducia y fidelitas.1

Assensus: Fe como Creencia

Assensus significa “aprobación, asentimiento o acuerdo.”2 Esto ocurre cuando alguien da su asentimiento mental de una proposición.

Una persona dice: “Este es el verano más caluroso que hemos tenido en una década.” Otro responde: “Creo que tienes razón.” Usando nuestras mentes, recolectando datos, y haciendo decisiones cognitivas, formamos conclusiones acerca de lo que creemos que es verdadero o falso.

Con respecto a Dios, este tipo de fe describe a una persona que cree que Dios es real y no sólo un producto de nuestra imaginación. Puede incluir otras creencias acerca de Dios, tales como: es todopoderoso, creó el universo, es amoroso y justo, escucha nuestras oraciones y se preocupa por nuestras vidas, o se describe en la Biblia.

Pero existen dos barreras de la fe como creencia. La primera es duda, sospecha o escepticismo. Tal vez nuestra amiga en el ejemplo anterior cree que recuerda un verano hace dos años cuando probablemente estuvo más caliente. Ella duda de la declaración original; Ella no lo cree.

Muchos son escépticos acerca de la existencia de Dios por buenas razones. Ellos se resisten a algunas de las afirmaciones más escandalosas en la Biblia o en otros textos religiosos, o la creencia en Dios simplemente no parece lógica. Pero las dudas no necesariamente excluyen totalmente la posibilidad de la fe.

Nunca podremos estar 100% seguros de nada—incluso nuestras propias dudas. La Biblia por sí misma cuenta historias acerca de personas como Tomás, uno de los discípulos de Jesús, quien tenía dudas significativas pero seguía haciendo espacio para la creencia.3

Otra barrera es la falta de conocimiento. Filósofos clásicos creían que conocimiento y comprensión deben preceder a la creencia. Uno no puede creer que los teoremas de las matemáticas son verdaderos sino hasta que los entiende primero.

Pero muchos han desafiado este punto de vista. Anselmo de Canterbury famosamente escribió: “No busco entender que puedo creer, pero creo para poder entender.”4 Relativamente pocos de nosotros entendemos cómo la velocidad y las alas crearon las condiciones para que un enorme avión tomara vuelo, pero todos nosotros creemos que esto sucede miles de veces cada día. Por supuesto, podemos creerlo porque lo hemos visto o experimentado. Pero el punto continúa: no tenemos que entender algo completamente para creer que es verdad. 

Fiducia: Fe como Confianza

En latín, fiducia significa “dependencia, confianza, seguridad.”5 Esta es la clase en la cual una persona pone su confianza en algo o alguien.

Un amigo te construye una silla. Él diseña cuidadosamente las proporciones, talla las piezas de madera y meticulosamente las une con pegamento. Puede que creas que parece una silla y debe funcionar como una silla (fe como creencia), pero no es sino hasta que realmente te sientas, que le das todo tu peso y dependes de ella para retenerte, que has puesto tu confianza en la silla—o artesanía de tu amigo.

La fe como confianza es donde el caucho se une con el camino. Es donde la fe se mueve más allá del asentimiento mental y es vivida. Con Dios, no significa simplemente decir que uno cree que existe sino confiar en esa existencia de tal manera que la vida de uno es afectada.

Esta es la diferencia fundamental entre creer que algo es verdadero y creer en algo. Creer en algo o alguien—en este caso, Dios—es personal. Toma una dimensión consecuente en nuestras vidas.

El apóstol Pablo dijo a los primeros cristianos, “si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo.”6 Era sumamente importante que los cristianos creyeran que Jesús era el Mesías, que murió por los pecados del mundo y que había sido levantado de entre los muertos.

Pero fe era más que sólo asentir con estas verdades. Uno tenía que “declarar con su boca que ‘Jesús es el Señor.’” A primera vista, esto no parece gran cosa. Pero en el imperio romano, donde todos debían proclamar a César como el Señor, esto era una blasfemia. No era simplemente antipatriota; era motivo de ejecución. Para los primeros cristianos, tener fe en Dios significaba confiar en él para la salvación frente a pruebas muy reales y peligrosas.

La barrera para este tipo de fe es la ansiedad y la preocupación. Pero, para los cristianos, confiar en Dios implica no preocuparse por el futuro. La vida puede girar fuera de nuestro control, pero confiamos en que Dios sigue estando en control definitivo. Por esta razón Jesús dijo a sus seguidores:

Por eso les digo: No se preocupen por su vida, qué comerán o beberán; ni por su cuerpo, cómo se vestirán. ¿No tiene la vida más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa? Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas? ¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida?7

Fidelitas: Fe como Fidelidad

El último tipo de fe es fidelitas, que significa “lealtad, fidelidad.”8 Lleva la connotación de fidelidad en una relación con otra persona. La aplicación más común de este tipo de fe es en el matrimonio. Cuando dos personas se casan, prometen su amor, compromiso y fidelidad uno al otro, renunciando a todos los demás y siendo obligados sólo el uno al otro.

La amenaza inmediata a la fidelidad es la infidelidad o adulterio. El adulterio es a menudo la manifestación de un simple distanciamiento en la relación, generalmente durante las temporadas difíciles. Muchos de los profetas del Antiguo Testamento creen que esto es lo que pasó cuando el pueblo de Israel se había alejado de Dios. Los profetas les compararon a las esposas adúlteras o prostitutas.9 Pero Dios, afirmaron, sería un marido fiel que se mantendría a su lado “en la salud y en la enfermedad.”10

Cosas Invisibles

La fe tiene muchas dimensiones. Y por supuesto, es arriesgado. Nada está garantizado. Un escritor de la Biblia describe fe como “la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve.”11

Ya sea que persigas la fe como creencia, confianza o fidelidad, puedes mantener la esperanza que tanto el viaje como el destino valen la pena.