¿Qué es la Fe?

¿Qué es la Fe?

La fe es una parte integral de la vida cristiana. Pero, ¿qué es la fe?

La fe es la audacia del alma de ir más allá de lo que puede ver. William Newton Clarke

En 1958, Legson Kayira, un chico pobre de una aldea tribal africana, tuvo un sueño. Más que nada, quería una educación universitaria como su héroe, Abraham Lincoln.

El joven de dieciséis años de edad se despidió de sus padres y de su pueblo y fue en busca de su sueño. Con sólo una frazada, un hacha pequeña, dos libros y poca comida, Kayira empezó a caminar hacia América.1

El viaje de Kayira se convertiría en un cuadro notable de fe. Y de su historia, podemos observar algunas verdades universales sobre la misma.

Fe es Confiar

La fe comienza cuando una persona elige un objeto en el cual confiar. Para Kayira, él fijaba su esperanza en una educación universitaria.

Este mundo está lleno de gente y cosas en las que podemos invertir nuestra fe. La gente puede poner su confianza en sí mismos, en su dinero, sus carreras, sus familias o sus causas. Lo que sea que elijan, su fe es evidente en la fuerte lealtad hacia ese objeto.

Así mismo, la fe cristiana se trata de confiar. Hebreos 11:1 describe la fe cristiana como “la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve.”

Sin embargo, la fe cristiana tiene una característica distintiva. Aunque los cristianos valoran cosas y personas, se dedican totalmente a algo más allá de este mundo. Ponen su última esperanza en una relación personal con Dios. Los cristianos creen que son capaces de hacer esto a través de Jesucristo, quien creen es el hijo de Dios.

Fe es Acción

El cuento de Kayira ilustra perfectamente la siguiente faceta de la fe: Acción sin garantía. Kayira emprendió su viaje sin saber si tendría éxito. De hecho, apenas tenía los recursos suficientes para sobrevivir una semana. Literalmente se armó de fe hacia un final desconocido.

La fe requiere una acción audaz frente a la incertidumbre. No es algo que sientes; es algo que haces. Esencialmente, la fe es esperanza en movimiento.

La fe en Cristo requiere el mismo movimiento resuelto. La Biblia dice: “¿De qué le sirve a uno alegar que tiene fe, si no tiene obras?”2 Un cristiano se atreve a conocer y amar a Dios sin tener todas las respuestas. Sin temor alguno da forma a su vida alrededor de Dios por medio del bautismo, estudiando la Biblia, por medio de la oración y de las decisiones diarias.

Fe es Perseverancia

Kayira mostró una confianza increíble y una acción audaz, pero su camino hacia una educación apenas comenzaba.

Durante los siguientes 3 mil kilómetros, se enfrentó a muchos obstáculos. Cautelosamente entró en aldeas y escuchó hablar lenguas extrañas. En ocasiones Kayira encontró trabajo y refugio; a veces se alimentaba de bayas y dormía a la intemperie. Sobrevivió—apenas—a una enfermedad grave, gracias a hierbas medicinales proporcionadas por extraños.

Kayira llegó a sentirse físicamente débil y emocionalmente desalentado. Dolorosamente consciente de cuánto más debía viajar, recurrió a sus libros para animarse. La Biblia y un libro sobre Abraham Lincoln le proporcionaron la inspiración que necesitaba para continuar. Kayira recuperó su salud y se comprometió nuevamente a su viaje.

Las dificultades del viaje de Kayira es evidencia de que la fe se pondrá a prueba. De hecho, se puede perder la fe enteramente y convertirse en miedo e incredulidad. Los obstáculos, el tiempo y la resistencia pueden causar que una persona se sienta agotada, desanimada y desgastada. Ante problemas abrumadores, Kayira fue tentado a renunciar y cortar por lo sano.

La confianza y la acción deben acompañarse de una lealtad deliberada. La fe es la voluntad de ir a longitudes inconmensurables para cumplir una promesa, incluso en circunstancias sombrías. Las personas fieles encuentran recursos críticos que los hacen mantener la mirada fija en su meta.

De la misma manera, la fe en Cristo exige resistencia en los tiempos difíciles. La Biblia dice: “Considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia.”3 Los cristianos recurren a la oración, a la Biblia y a otros creyentes para renovar y fortalecer su fe.

Fe es Expectación

Recompensas increíbles esperaban por Kayira después que se comprometiera nuevamente a su viaje.

No mucho después, vio una fotografía de un colegio ubicado en una región montañosa. Las montañas detrás de la escuela le recordaron a Kayira su pueblo. Él decidió poner sus esperanzas en esa escuela: Universidad del Valle de Skagit en Mount Vernon, Washington.

Después de muchos meses, Kayira llegó finalmente al Cairo, desde donde podía volar a Estados Unidos. Permanecían tres obstáculos: Su admisión universitaria, su pasaporte y su pasaje de avión. Kayira era decidido. Gastó sus últimas monedas en un par de zapatos para no entrar al colegio descalzo.

Después, tres cosas increíbles sucedieron. Primero, el decano de la Universidad del Valle de Skagit—que había oído hablar de Kayira desde una aldea africana—le concedido a Kayira su admisión, así como una beca y un trabajo.

Posteriormente, Kayira escribió a los misioneros en su localidad para obtener ayuda con su pasaporte. Con la ayuda de esos misioneros, su pasaporte fue aprobado por el gobierno.

Finalmente, los estudiantes y ciudadanos del Valle de Skagit juntaron su dinero para apoyar a Kayira. Cuando enviaron por correo el importe total de su pasaje aéreo, Kayira cayó de rodillas en agotamiento y gratitud. Todas las piezas cayeron en su lugar.

Dos años después de que comenzó su viaje, su sueño se había hecho realidad. En diciembre de 1960, Legson Kayira cruzó las puertas de la Universidad del Valle de Skagit.

Kayira sin duda había cosechado la recompensa de la fidelidad a su meta. De hecho, su dedicación continuó dando frutos. Iba convertirse en un autor respetado y un profesor de ciencias políticas en la Universidad de Cambridge.

Aunque el sueño de Kayira se realizó, no todas las historias de fe terminan siempre tan felices. Factores fuera de control a menudo roban a la gente la alegría de ver el fruto de su fidelidad. Los puestos de trabajo pueden ser terminados, a veces los matrimonios terminan en divorcio o la gente puede morir pronto.

Sin embargo, los cristianos creen que su fe tiene un final feliz asegurado, a pesar del dolor en este mundo—y creen que nada en este mundo puede robarles esa promesa. De hecho, no esperan ver su recompensa en esta vida.

Santiago 1:12 dice, “Dichoso el que resiste la tentación porque, al salir aprobado, recibirá la corona de la vida que Dios ha prometido a quienes lo aman.”4

Los cristianos sostienen una inquebrantable creencia de que algún día heredarán la vida eterna con Dios. Como Kayira, esperan la buena noticia que les hará caer sobre sus rodillas en un agradecimiento agotado. Hasta entonces, fijan sus ojos en las gloriosas puertas del cielo a través de las cuales encontrarán su alegría.