Una Mirada más Profunda a: ¿Qué dice la Biblia acerca del Crecimiento Espiritual?

Una Mirada más Profunda a: ¿Qué dice la Biblia acerca del Crecimiento Espiritual?

Existen muchos caminos a tomar en la búsqueda del crecimiento espiritual. ¿Qué dice la Biblia?

 

Espiritualidad activa y expresable es una característica que separa a la humanidad del resto de los seres vivos. Los seres humanos son naturalmente espirituales y nuestra conciencia única de espiritualidad es algo que marca a la humanidad como distinta.

Mientras el hablar sobre el tema de la espiritualidad sin duda ha aumentado en los últimos años, la historia registra una variedad de viajes espirituales y actividades religiosas que se extiende durante muchos milenios. En consecuencia, una comprensión holística de la humanidad debe incluir la espiritualidad, y no sólo nuestra composición física e intelectual.

Si uno estudia la historia de la religión, es fácil encontrar ejemplos de diferentes caminos diseñados para crecer espiritualmente. Las principales voces en la espiritualidad contemporánea promueven métodos para obtener crecimiento espiritual a través de mayor conciencia, superación personal y estudio o rituales. En términos generales, la mayoría de estos métodos están dirigidos a lograr autoconocimiento, satisfacción y control sobre los problemas de la vida cotidiana.

Mientras que existen muchos “caminos” espirituales diferentes, el propósito de este documento es ver lo que la Biblia cristiana tiene que decir acerca del crecimiento espiritual. Revisaremos el papel del Espíritu Santo, de la lectura devota de la Biblia y de la comunidad de la iglesia.

El Evangelio

La Biblia describe un camino único para el crecimiento espiritual. De hecho, no es tanto un camino como una persona: Jesucristo. El cristianismo en su totalidad se centra en una relación con él. Si uno quiere entender el crecimiento espiritual desde una perspectiva cristiana, entonces debe consultar la Biblia como el principal testigo de la vida y las enseñanzas de Jesús.1

Los escritores de la Biblia dejan claro que el Evangelio es la base para el crecimiento espiritual. Como con cualquier estructura, la fundación es no sólo el punto de partida, sino también el principal apoyo de la propia estructura. Cuando las personas tienen fe en Jesucristo, reconocen su condición pecaminosa, se arrepienten de sus pecados y confían en Jesús como su Salvador y Señor. Es así como las personas participan en las buenas noticias—o Evangelio—de Jesucristo. El Evangelio se presenta claramente en 1 Corintios 15:1–5.2

Ahora, hermanos, quiero recordarles el evangelio que les prediqué, el mismo que recibieron y en el cual se mantienen firmes. Mediante este evangelio son salvos, si se aferran a la palabra que les prediqué. De otro modo, habrán creído en vano. Porque ante todo les transmití a ustedes lo que yo mismo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras, que fue sepultado, que resucitó al tercer día según las Escrituras, y que se apareció a Cefas, y luego a los doce.3

El autor y teólogo Graeme Goldsworthy resumió las enseñanzas bíblicas del evangelio como “la palabra de Jesucristo y lo que hizo por nosotros para restaurarnos en una relación correcta con Dios.”4 Del mismo modo, Tim Keller destacó que “el ‘Evangelio’ es la buena noticia que a través de Cristo, el poder del Reino de Dios ha entrado en la historia para renovar todo el mundo. Cuando creemos y confiamos en la obra de Jesús y su récord (en lugar del nuestro) para nuestra relación con Dios, el poder del reino viene a nosotros y comienza a trabajar a través de nosotros.”5

Para muchos cristianos, J. D. Greear está en lo correcto cuando escribe: “el Evangelio ha funcionado principalmente como el rito de entrada al cristianismo; es la oración que rezamos para comenzar nuestra relación con Jesucristo; el trampolín del cual brincamos hacia la piscina del cristianismo.”6 Según la Biblia, el verdadero crecimiento espiritual fluye de una relación con Jesucristo. Pero en realidad, el evangelio no es sólo importante para empezar el viaje espiritual de una persona, sino más bien, a través de toda su vida cristiana. El crecimiento espiritual encuentra su génesis y su continuación en el Evangelio de Jesucristo.

J. I. Packer dijo una vez, “la buena noticia de Jesús es la información que emite una invitación a confiar y creer para toda la vida.”7 A lo largo del nuevo testamento, el apóstol Pablo regularmente describe la vida de un cristiano como “en Cristo” para enfatizar la unión de la cual goza un creyente con Jesús. Fuera de esta unión fluye un crecimiento espiritual dinámico.

El Espíritu Santo

Una vez que la gente cree en esta buena noticia, el espíritu de Dios habita dentro de ellos y les da poder. La Biblia enseña que cuando alguien se arrepiente del pecado y cree en el Evangelio, el Espíritu Santo los guía hacia toda la verdad y promueve el crecimiento espiritual. En el Nuevo Testamento esto se refiere a menudo como “nuevo nacimiento,” llamado así porque Jesús ha enseñado que uno debe nacer del espíritu para recibir la salvación.8  Este nuevo nacimiento, generado por el Espíritu Santo, no sólo salva el alma sino también motiva a obedecer a Dios y así comenzar el viaje espiritual.9

El propósito final de la operación del Espíritu Santo en la vida de un cristiano es promover la transformación personal—transformación que hace que nuestro carácter sea cada vez más como el carácter de Jesucristo.10 El crecimiento espiritual causado por la obra del Espíritu Santo resulta en un cambio concreto, práctico en nosotros—cómo pensamos, sentimos, y actuamos.

De acuerdo con la Biblia, el crecimiento espiritual se exhibe en lo que se llama el fruto del Espíritu. En Gálatas 5:22–23, el fruto del Espíritu es listado como amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y autocontrol. Tim Keller describe estas características de la siguiente manera:

  • Amor: Servir a una persona por su valor bueno e intrínseco, y no para lo que la persona nos trae.
  • Alegría: Deleite en Dios y su salvación para la gran belleza y el valor de quien es.
  • Paz: Confianza y descanso en la sabiduría y soberanía de Dios más que la tuya propia.
  • Paciencia: Capacidad para asumir problemas (de los demás o de la vida) sin explotar. Sufrir con alegría.
  • Amabilidad: Bondad práctica con vulnerabilidad de profunda seguridad interior.
  • Bondad (integridad): Honestidad, transparencia. Ser el mismo en una situación o en otra.
  • Fidelidad: Lealtad. Valentía. Ser conducido por principios, ser comprometido, completamente confiable. Ser fiel a tu palabra.
  • Mansedumbre (humildad): Olvidarse de uno mismo.
  • Autocontrol: Capacidad de elegir lo urgente sobre lo importante.11

Estas son características que los cristianos buscan y que dependen del Espíritu Santo para traer consigo. Por esta razón, a lo largo de la Biblia, los cristianos están llamados a caminar en el espíritu, a ser llenados del espíritu y a buscar la sabiduría de Dios para la dirección en la vida cotidiana.12 La obra del Espíritu Santo en la vida de un cristiano se traduce en crecimiento espiritual.

La categoría teológica que abarca este proceso se llama “santificación.” En el lenguaje bíblico, santificación se refiere al proceso por el cual una persona o cosa ordinaria se hace santa o es separada para los buenos propósitos de Dios. Los cristianos se hacen santos a través de su relación con Jesucristo. En otras palabras, por la simple virtud de su relación con Jesús, los cristianos se sitúan en la relación correcta con Dios. Son santos porque Dios es Santo, y él comparte  esa cualidad con ellos. “Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios,” dijo Pablo.13

Sin embargo, también hay un sentido progresivo de santidad que es el objetivo de la santificación o crecimiento espiritual. Es interesante que el apóstol Pablo abre muchas de sus cartas a las iglesias antiguas dirigiéndose a los lectores como “santos.”14 Al leer estas cartas, sin embargo, te darás cuenta que estos primeros cristianos no parecen tan “santos.” Son propensos a la debilidad, la envidia y los conflictos. Están profundamente viciados y rotos—al igual que todos los demás. Pablo les recuerda continuamente a estos cristianos que están llamados a ser un pueblo santo. Pero siguen luchando por vivir plenamente en los propósitos de Dios para ellos debido a la influencia omnipresente e insidiosa del 15

En vista de esto, la obra del Espíritu Santo en cuanto al crecimiento espiritual puede describirse de dos maneras. En primer lugar, el Espíritu Santo condena el pecado de los cristianos y los lleva a evitar el mal en todas sus formas. En segundo lugar, el Espíritu Santo impulsa a los cristianos a perseguir la santidad y la virtud. Entonces, cuando la Biblia enseña que las personas son santificadas por la fe en Jesucristo,16 el poder para esa santificación viene del Espíritu Santo.17 Según la Biblia, el crecimiento del creyente hará que se conviertan más y más como en Cristo hasta que el mismo Jesús regrese para hacer nuevas todas las cosas.18

Oración y Lectura de la Biblia

El crecimiento espiritual ocurre como resultado de la ayuda de Dios y los esfuerzos del creyente conducidos por el Evangelio.19 Por esta razón, los cristianos voltean a las Escrituras para discernir patrones que promueven la maduración en su fe. La Biblia dirige a los cristianos en la búsqueda de la transformación espiritual. Para la práctica individual, las cosas más importantes que uno puede hacer son leer las Escrituras y orar. Combinando ambas, uno puede encontrar útil leer la Biblia con devoción, como George Whitfield lo dijo:

Comencé a leer las Sagradas Escrituras de rodillas, poniendo a un lado todos los demás libros y rezando, de ser posible, cada línea y palabra. Esto resultó de hecho en carne y bebida para mi alma. Todos los días recibía vida fresca, luz y fuerza desde arriba. Lo encontré provechoso como reprimenda como corrección, como instrucción en la honradez, suficiente en todas las formas para hacer al hombre de Dios perfecto, equipado a fondo hacia cada buena palabra y buen trabajo.20

Si uno acepta la Biblia como el decreto autoritativo de Dios para toda la vida, hay mucho que ayuda a dirigir el progreso espiritual. Varios libros recientes han identificado docenas de prácticas beneficiosas; sin embargo, parece prudente iniciar con la participación en las actividades prescritas en la Biblia.21 Como Jesús mismo dijo, “[Dios] tu palabra es la verdad.”22 La Biblia utiliza varias metáforas para describir su función en nuestro crecimiento espiritual: es el agua por la cual somos lavados, el arma con la que luchamos, el juego de herramientas con los cuales somos equipados y la leche por la cual crecemos.23  Estas imágenes ponen de relieve el papel clave de la Biblia para ayudarnos a madurar en la fe.

Existen varias maneras en las que la Biblia ofrece orientación sobre cómo crecer espiritualmente. En primer lugar, la Biblia revela nuestra pecaminosidad. La Biblia es como un espejo en el que nos vemos como realmente somos.24 Cuando leemos y aplicamos la palabra de Dios, nuestros pensamientos e intenciones se vuelven transparentes ante nosotros.25  Paul Tripp escribe: “la Biblia por su propia naturaleza es reveladora de corazón. Por esa razón, la escritura debe ser nuestra herramienta central en el crecimiento personal.”26 A medida que uno lee la Biblia devotamente, el pecado es revelado y el espíritu lo condena, nos consuela y nos conduce al agradecimiento por la buena noticia de Jesús.

Por esta razón, la Biblia también alienta a los cristianos a orar sin cesar.27 En otras palabras, la Biblia exige una continua actitud de devoción y comunión personal con Dios. Los cristianos deben vivir sus vidas conscientes del hecho de que están en presencia de Dios todo el día, todos los días. Según Paul Miller, “la oración es simplemente el medio a través del cual experimentamos y nos conectamos con Dios.”28  Este tipo de vida de oración requiere que un cristiano sea devoto a la oración.29

La oración se relaciona a la lectura de la Biblia en que, como ha dicho el Graeme Goldsworthy, “la oración es nuestra respuesta a Dios a medida que él habla con nosotros.”30 Este patrón de oración—de Dios hablar y nosotros responder—se encuentra a lo largo de toda la Biblia. Cuando lees las Escrituras, estás leyendo la palabra de Dios a la iglesia y a ti. La Escritura es una conversación continua entre Dios y su gente; nos unimos a esa conversación mediante la oración.

Esto nos traslada a las buenas noticias de Jesucristo. Nuestro mayor problema en cualquier situación es el pecado. Nuestras mayores necesidades en cualquier situación son un corazón puro y una conducta que honre a Dios. Y como 1 Juan 5:14 confirma, “Si le pedimos que algo de acuerdo a su voluntad,  él nos oye.” La voluntad de Dios es que crezcamos espiritualmente para ser conformados a la semejanza de Jesús. Así que debemos practicar estas disciplinas con Jesús como el centro—buscando intimidad con Cristo.

La Comunidad de la Iglesia

Richard Lovelace, sostiene que “ningún individuo. . . es espiritualmente independiente de otros. . . Por lo tanto, ‘la vida cristiana normal’ no es simplemente una función de la relación individual de un creyente con Dios.”31 En los últimos años, gran parte de la enseñanza sobre crecimiento espiritual se ha concentrado en el individuo, excluyéndolo de la formación espiritual corporativa. Sin embargo, la comunidad cristiana es fundamental para la identidad espiritual de un cristiano.

Tim Chester y Steve Timmis dijeron algo importante cuando escribieron, “Yo no soy autónomo. Soy una persona-en-comunidad. No puedo ser quien soy independientemente de otras personas.”32 La comunidad de la iglesia está creada para ser una familia espiritual en el cual se alienta el crecimiento espiritual. Cuando se reúne la iglesia, miembros se inspiran uno al otro a llegar más profundo con Dios a través de la adoración como iglesia, leyendo y escuchando la Biblia y orando. En términos generales, reunirse en una iglesia debe caracterizarse por estos aspectos.

La palabra “comunidad” es instructiva aquí. Una comunidad es un cuerpo de individuos unificado en torno a algo que tienen en común. Para los cristianos, el unificador común es el Evangelio. Comunidad cristiana significa comunidad a través de y en Jesucristo. Por lo tanto, el objetivo de toda comunidad cristiana es “reconocerse uno al otro como portadores del mensaje de salvación,” ayudar a las personas a que se orienten al Evangelio.33

En Efesios 4:12–13, Pablo habla sobre la importancia de la maduración en la fe al abordar y describir la comunidad de la iglesia como un todo, no como individuos aislados. En el Evangelio de Juan, las palabras de Jesús a la iglesia son muy claras: Debemos dar a conocer a Dios a través de nuestra vida juntos como el cuerpo de Cristo.34 El propósito de Dios es que maduremos en comunidad, no sólo por nuestra cuenta. El cambio es un proyecto comunitario.

Una de las enormes implicaciones de esta afirmación es que el pecado es una preocupación de la comunidad. Como lo observa Tim Chester, el pecado “impide el crecimiento de la comunidad como un todo. Nos detiene el crecimiento en conjunto como el cuerpo de Cristo. . . . Incluso nuestros pecados privados y secretos afectan a la comunidad.”35 A pesar de sus defectos, la iglesia sigue siendo el mejor marco para el cambio porque es el contexto dado por Dios para el crecimiento y la formación espiritual. “Una de las grandes cosas de la comunidad cristiana es que nos da modelos de comportamiento como el de Cristo. Por supuesto nadie es perfecto como Jesús, pero otros cristianos nos ayudarán a ver lo que significa caminar con Jesús.”36

Hacemos un modelo de crecimiento cuando la gente nos ve luchando contra el pecado y volteando en la fe hacia Dios. Dios usa a las personas para revelar cosas sobre nosotros mismos que no podemos ver por nosotros mismos. El Pastor presbiteriano Sinclair Ferguson señala: “La iglesia es una comunidad en la cual recibimos ayuda espiritual, pero también una en la cual los problemas arraigados llegarán a la superficie y requerirán tratamiento. . . . A menudo descubrimos cosas sobre nuestros corazones que nunca anticipamos."

Dios usa mucha gente—a menudo personas con personalidades contrastantes—para provocar cambios positivos en el corazón. Y eso no significa sólo la gente feliz o la gente con quien nos llevamos bien, pero también la gente difícil, la gente que nos molesta, las personas que son nada parecidas a nosotros. Dios nos pone a todos juntos en el vaso de la vida para suavizar los bordes ásperos.

Esto requiere que recibamos la verdad y digamos la verdad en el amor de uno hacia el otro. Tim Chester escribe, “Amor sin verdad es como hacer cirugía al corazón con un pez mojado. Pero verdad sin amor es como hacer cirugía al corazón con un martillo.”37 Según el panorama presentado en la Biblia, la iglesia es una comunidad de confesión, responsabilidad, ánimo, reprimenda y amor.38

Generalmente hay reticencia entre nosotros en cuanto a hablar la verdad en amor, porque tenemos miedo a la respuesta de la otra persona. Pero la Biblia también nos llama a reprender y confrontarnos unos a otros.39 Sin reproche y confrontación, el pecado frecuentemente traza su propio curso silenciosamente hasta que explota un efecto devastador. Las comunidades eclesiales que practican reproche y arrepentimiento amoroso son comunidades de gracia, que permiten ser honestos, abiertos y transparentes sobre las dificultades. Dietrich Bonhoeffer lo expone de esta manera:

La piadosa hermandad permite a nadie a ser pecadores. Así que todos deben ocultar su pecado de sí mismos y de la comunidad. No podemos ser pecadores. Muchos cristianos están inconcebiblemente horrorizados cuando se descubre a un verdadero pecador entre los justos. Así que seguimos solos en nuestro pecado, viviendo en la mentira y en la hipocresía. Pero el hecho es que somos pecadores.40

La clave es que nos aceptemos unos a otros como realmente somos, tal como Cristo nos ha aceptado. Dios desea que sus hijos reflejen Su carácter.

Un Camino Satisfactorio

Richard Lovelace acertadamente observaba que el “autoconocimiento y autorrealización se consideran la base del logro humano” cuando se refiere al crecimiento espiritual en la espiritualidad religiosa y corriente contemporánea.41 Añadió, “la búsqueda de estos objetivos ha producido un montón de personas que están en el mejor de los casos, auto preocupados y en el peor de los casos, odiosamente seguros de sí mismos.”42 Es decir muchas rutas hacia el crecimiento espiritual generan un nervioso autointerés o un excesivo orgullo espiritual. Pero esto no tiene que ser así. Una evaluación honesta del estado espiritual y los intentos de crecimiento espiritual conduce a la conciencia de los límites de uno. Aunque puede haber muchos caminos espirituales diferentes hoy en día, el Evangelio cristiano ofrece un único camino satisfactorio hacia el crecimiento espiritual.

Debido a que el crecimiento espiritual cristiano está enfocado y es dependiente de la gracia de Dios por medio de Jesucristo, el Evangelio permite evitar la ocupación de uno mismo y la autoafirmación insufrible. Los cristianos pueden evitar el nerviosismo y orgullo en el crecimiento espiritual, devolviendo a la buena noticia de Jesús—es decir, que ellos están seguros en su estado espiritual ante Dios basado en la obra de Jesús por sí misma y no la propia. El Evangelio es la verdadera base del crecimiento espiritual. Arraigado firmemente en el Evangelio, el crecimiento espiritual procede a través del poder del Espíritu Santo, dirigido por la devota lectura de la Biblia en el contexto de una comunidad de la iglesia sólida.

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  1. Véase La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional © 1999, Salmos 18:30; 2 Timoteo 3:16.
  2. También véase La Santa Biblia, Hechos 3:18–19, 10:39–43; Romanos 1–4.
  3. La Santa Biblia, 1 Corintios 15:1–5.
  4. Graeme Goldsworthy, According to Plan: The Unfolding Revelation of God in the Bible (Downers Grove, IL: IVP, 1991), 73.
  5. Tim Keller, Redeemer Core Values (Nueva York: Redeemer Presbyterian Church, 2013).
  6. J. D. Greear, Gospel: Rediscovering the Power that Made Christianity Revolutionary (Nashville: Broadman & Holman, 2011), 21.
  7. J.I. Packer, Serving the People of God: Collected Shorter Writings of J. I. Packer, vol. 2 (Carlisle, UK: Paternoster, 1998), 44.
  8. La Santa Biblia, Juan 3:1–21. En el idioma original de la Biblia, Jesús dice a Nicodemo que él debe "nacer de nuevo." La frase también podría significar "nace desde lo alto.”
  9. La Santa Biblia, Tito 3:5–8.
  10. Ibid., Romanos 8:29; Efesios 4:24.
  11. Tim Keller, Paul’s Letter to the Galatians (Nueva York: Redeemer Presbyterian Church, 2003), 156.
  12. La Santa Biblia, Ezequiel 36:27; Romanos 8:4; Gálatas 5:16, 25; 1 Tesalonicenses 5:19; Efesios 4:30; Proverbios 5:4–6; Santiago 4:13–15.
  13. Ibid., 2 Corintios 5:21.
  14. Ibid., 1 Corintios 1:2.
  15. La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional © 1999, Romanos 7:14–25.
  16. Ibid., Hechos 26:18; 1 Corintios1:2; Hebreos 13:12.
  17. Ibid., Romanos 15:16; 2 Tesalonicenses 2:13; 1 Pedro 1:2.
  18. Ibid., Apocalipsis 21:1-6.  
  19. Ibid., 1 Tesalonicenses 4:12, 5:23.
  20. George Whitfield, George Whitefield’s Journals (Carlisle, UK: Banner of Truth, 1986), 60.
  21. Véase Donald Whitney, Spiritual Disciplines for the Christian Life, reprint (Colorado Springs, CO: NavPress, 1997); Richard Foster, Celebration of Discipline: The Path to Spiritual Growth, 3rd ed.(San Francisco: HarperSanFrancisco, 2002);. Dallas Willard, The Spirit of the Disciplines: Understanding How God Changes Lives, reprint (Nueva York: HarperOne, 1999).
  22. La Santa BibliaJuan 17:17.
  23. Ibid., Efesios 5:26, 6:17; 2 Timoteo 3:16–17; 1 Pedro 2:2.
  24. Ibid., Santiago 1:22–25.
  25. Ibid., Hebreos 4:12–13.
  26. Timothy Lane y Paul Tripp, Helping Others Change (Greensboro, NC: CCEF/Punch Press, 2005), 2.7.
  27. La Santa Biblia, 1 Tesalonicenses 5:17.
  28. Paul Miller, A Praying Life: Connecting with God in a Distracting World (Colorado Springs, CO: NavPress, 2009), 20.
  29. La Santa Biblia, Colosenses 4:2.
  30. Graeme Goldsworthy, Prayer and the Knowledge of God: What the Whole Bible Teaches (Downers Grove, IL: IVP, 2003), 36.
  31. Richard Lovelace, Dynamics of Spiritual Life: An Evangelical Theology of Renewal, (Downers Grove, IVP, 1979) 167–168.
  32. Tim Chester y  Steve Timmis, Total Church: A Radical Reshaping around Gospel and Community (Wheaton, IL: Crossway, 2008), 41.
  33. Dietrich Bonhoeffer, Life Together: The Classic Exploration of Faith in Community (New York, HarperOne, 1954), 23. Sinclair Furguson, Grow in Grace (Edinburgh, UK: Banner of Truth, 1989), 86.
  34. La Santa Biblia, Juan 13:35, 17:20–23.
  35. Tim Chester, You Can Change: God’s Transforming Power for Our Sinful Behavior and Negative Emotions (Wheaton, IL: Crossway, 2010) 152.
  36. Chester, You Can Change, 153.
  37. Ibid., 158.
  38. La Santa Biblia, Mateo 18:15–17; Gálatas 6:1–2.
  39. Ibid., Romanos 15:15; Colosenses 1:28, 3:16; 1 Tesalonicenses 5:14; 2 Timoteo 4:2; Tito 2:15.
  40. Bonhoeffer, 86.
  41. Richard Lovelace, Renewal As a Way of Life: A Guidebook for Spiritual Growth (Eugene, OR: Wipf and Stock, 2002), 18–19.
  42. Ibid.
  43. Crédito de Foto: Balazs Kovacs / Shutterstock.com.