¿Acaso hay Pruebas de que Dios existe?

¿Acaso hay Pruebas de que Dios existe?

¿Dios es real? Echa un vistazo a algunas pistas que nos ayudan a responder a esta pregunta.

Por algún tiempo, el autor y pastor Tim Keller se reunía regularmente con un joven científico brillante. Este joven estaba encantado por la idea de que Dios existía, pero a medida que consideraba un argumento de Dios tras otro, finalmente se dio cuenta que cada uno de ellos era “racionalmente evitable” hasta cierto punto.1

“No creeré al menos que encuentre por lo menos una prueba absolutamente hermética de Dios,” dijo el afligido científico.2 Al oír esto, Keller señaló que éste asumía un “fuerte racionalismo,” y la preocupación del científico fue de alguna manera resuelta cuando ambos recapacitaron que inclusive ninguno de ellos era capaz de dar tal prueba de hermeticidad.3

Lo que esta anécdota ayuda a ilustrar es que aceptamos muchas de nuestras más profundas convicciones como racionales, aunque todos reconocemos que no hay argumentos para justificarlos. Por ejemplo, la creencia generalizada de que existe un mundo físico muy parecido al de nuestros sentidos, o que existen otras mentes que no son las nuestras.

Esto ha llevado a algunos filósofos a preguntar, “¿Acaso necesitamos pruebas herméticas para saber que Dios existe?” Como lo expresa William C. Davis:

Los críticos de la creencia en la existencia de Dios pueden insistir que aunque los cristianos creen haber experimentado la presencia de Dios no pueden saber si Dios existe al menos que puedan probarlo. ¿Pero acaso estos críticos aplican esta prohibición a sus propias creencias? Si lo hicieran, entonces tendrían que admitir que tampoco saben si las mesas y las sillas existen, o que el mundo tiene más de cinco minutos de antigüedad. Estas creencias tampoco pueden ser probadas, pero me parece raro que se insista en que esas no son cosas que sabemos.4

Un Vistazo a las Pistas de Dios

Dicho esto, muchos argumentos se han adelantado como evidencia de la existencia de Dios.5 Ninguna de ellas representará una prueba convincente para todos los escépticos. Sin embargo, tomados en conjunto, merecen una reflexión cuidadosa. Como dijo Tim Keller en sus conversaciones con el científico, “empezamos a revisar las líneas de razonamiento que él había estado llamando ‘pruebas’ y más bien las vimos como pistas. Cuando se fue con esa perspectiva, comenzó a ver que, en conjunto, las pistas de Dios tenían una gran fuerza para ellos.”6

Disculpándome de antemano por la brevedad necesaria, aquí cito sólo algunos de los argumentos:7

  1. La existencia de algo en lugar de nada—es decir, nuestra propia existencia—es más probable si existe un creador que si no.
  2. El universo está ordenado a un grado notable y en más de una manera. (Las leyes naturales son ambas, simples y uniformes, la capacidad de reproducción es penetrante y una gran complejidad se produce usando sólo un número muy pequeño de partículas elementales que interactúan según un pequeño número de leyes). Cualquiera de estas características sugiere que es más probable que el universo sea el producto del diseño que un producto de fuerzas aleatorias impulsando partículas sin propósito que dieron lugar a una estabilidad accidental. Tomadas en conjunto, estas dos declaraciones son aún más formidables como argumentos para un diseñador.
  3. Valor—tanto estético como moral—parece ser una característica objetiva del mundo (y no algo meramente impuesto por las preferencias humanas), un hecho mucho más probable de ser el caso, si de hecho existe un creador, que si el universo fuera un gran accidente.
  4. La conciencia y la inteligencia humana son más probables de ser el producto de un creador inteligente y consciente que de un universo físico que carece de cualquiera de ellos.
  5. Los seres humanos tienen muchas características que son más fáciles de explicar por medio del teísmo que del naturalismo metafísico, aunque sólo sea porque el naturalismo metafísico sólo explica todas las capacidades humanas en términos estrictos de su capacidad para mejorar la supervivencia. Entre tales características están la posesión de facultades confiables orientadas a la verdad, el aprecio por la belleza, y el sentido del humor. También, el naturalismo metafísico no se explica por qué los seres humanos poseen (o al menos convincentemente parecen poseer) libre albedrío.
     

Por supuesto, es muy posible afirmar que alguna de estas cinco “características” del universo no existe (como en el caso de la moralidad objetiva), o que las fuerzas naturales pueden explicarse adecuadamente para ellos. Sin embargo, como ha señalado uno de los autores, en ninguno de estos casos es plausible asegurar que las teorías naturalistas explican los datos mejor que los teístas. En cada caso, la hipótesis de que Dios existe tiene poder explicativo superior.8

Incluso la existencia del sufrimiento o el mal (y nuestro reconocimiento de ellos como tales) se explica mejor bajo la hipótesis de Dios que de una naturalista. El filósofo Alvin Plantinga escribe:

¿Podría en verdad haber algo tal como una terrible iniquidad [si no existiera algún Dios]? No veo cómo. Puede haber tal cosa sólo si hubiera una forma en la que las criaturas racionales supuestamente vivieran, obligadas a vivir.... Una manera de mirar el mundo [puramente naturalista] no tiene lugar para una verdadera obligación moral de ningún tipo... y así no hay manera de decir que existe una iniquidad genuina y terrible. Por consiguiente, si crees que realmente existe tal cosa como una terrible iniquidad (... y no sólo una ilusión de alguna especie), entonces tienes un poderoso argumento [para la existencia de Dios].9

Sopesando las Opciones

La existencia del universo que percibimos es simplemente mejor explicada cuando permitimos la posibilidad de la existencia de Dios. O, parafraseando a C. S. Lewis, muchos han llegado a creer en Dios por la misma razón por la cual creen que el sol salió: No sólo porque lo ven, sino porque a través de él ven todo lo demás.

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