Idea Central: “Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón.” —Salmos 37:4

Mensaje para hoy:

Cuando pienso en la palabra "deleite", pienso en un niño cuyos ojos se iluminan al ver su juguete favorito. Pienso en un novio cuyo corazón pega un brinco al columbrar a su novia. El placer es una emoción poderosa, y todos podemos pensar en alguna persona, circunstancia, u objeto que provoque ese deleite en nosotros.

Este versículo nos anima a hacer de Dios el centro de nuestro deleite para que él pueda conceder nuestros deseos. Es tentador pensar en este ofrecimiento como una fórmula poderosa igual a la del "genio en la botella": disfruta a Dios sólo para que él te de lo que quieres.

Pero hay más que sólo eso; algo extraordinario sucede cuando nos deleitamos en Dios. Nuestros deseos—nuestros anhelos y pasiones—en realidad comienzan a cambiar. A medida que pasamos más y más tiempo con Dios, nuestros deseos comienzan a alinearse más con sus deseos. Llegamos a un punto dulce en el cual le pedimos a Dios que nos dé lo que él sabe que es mejor—¡y así lo hace!

Considera esto:
¿En qué cosas o personas te deleitas?
¿Qué te parecería deleitarte hoy en Dios?

Toma acción:
Escucha tu música instrumental favorita y dedica unos minutos a relajarte y concentrarte en Dios varias veces en esta semana.

¿QUIERES CONOCER A DIOS PERSONALMENTE?

Dios nos ama y tiene planes increíbles para nuestras vidas, pero ¿cómo llegamos allí?
Los siguientes pasos trazan un camino claro que Dios preparó para que encontremos una relación con Él.